Se detuvieron a dos cuadras, al ver
por el espejo retrovisor que la gente corría… Uno de los conductores bajó del
coche para mirar, pero no se acercó al lugar porque no quería “comprometerse”;
después de unos segundos, golpeó con la mano la puerta del auto del contrincante
y dijo:
—Sigamos con la picada callejera,
es solo una paloma roja sobre el cemento.
***
Libro "Paloma roja": poesía narrativa / Beatriz Teresa Bustos; 1a ed. adaptada: ISBN 978-987-778-103-8 -diciembre 2018
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